sábado, 14 de marzo de 2020

Los perros

Los perros dormimos
con la lluvia
pero los truenos
se filtran en nuestro sueño
Son aviones supersónicos
cruzando un cielo ciego
Son gigantescas rocas
rodando hacia el valle del desvelo
Ahi están los humanos
Agitandose
Atareados
ruidosos, con la lluvia
Hacen de la cama
polvareda de sábanas
crustáceos con sus huesos
loas a dios, con la lluvia
Miro el ventanal
buscando la maravilla
Es un gran espacio salpicado de enjambres transparentes
que se deslizan hacia el final
Y vuelta a empezar
millares de ojos de pez
Del otro lado
Aunque la luz del sol se apaga
El agua es más fuerte
El agua es vida
Es fresca
Querría jugar y bañarme
con los zorzales y palomas
porque todo allá afuera
reverbera, con la lluvia.

Sin embargo,
Los perros dormimos con la lluvia.

domingo, 6 de abril de 2014

You don't know what love is


Está bien , 
no lo repito,
no sé cruzarme con tu mirada y hacerte temblar.
No sé si la fuerza de mis brazos podría soportar el momento del arqueo de tu espina dorsal.
No sé reirte.
No sé qué es exfoliar cada palabra que no te nombre.
No sé promulgar la fascinación electrizante de mis nervios, tan sólo por mirar tu pelo derramar al inclinar la cabeza.
No sé corromperte.
No sé qué insensatez me anula el habla.
No sé qué es compartir el disfrute de percibir el sonido limpio del choque del hielo dentro del cristal que contiene a la bebida que nos dejará vestidas de pies a cabeza de debilidades.
No sé alejarme para que respires la impureza de la paz.
No sé abrirme para recibir la embestida de todo tu cuerpo.
No sé qué se siente al apelar a un poder superior que te haga desaparecer en cada momento del día y de la noche.
No sé qué es dormir pidiendo al techo encontrarte en los sueños.
No sé pararme para que me derribes una y otra vez con el puño de la belleza.
No sé limpiarme el pegote de los besos.
No sé qué es perder el conocimiento en el envoltorio de tus piernas.
No sé reverenciar al verte venir real, del reinado de cada una de mis fantasías.
En fin,
 no sé qué es el amor.

lunes, 31 de marzo de 2014

627 palabras

Quiero un montón de silencio entre vos y yo. Nada para decir de la boca para afuera. Todo por hacernos, concentradas en la misma labor y pagarnos más adelante. Quiero ignorar y que ignores tu antes y después de mí, para cuando me pare delante  tuyo, sólo yo, aunque el lapso sea breve, sólo yo sea el ahora. Quiero correr y correr y que justo después de correr y correr  te cruces en mi camino y lanzarme a tu cuerpo sin piedad y con todo ese cansancio garchar hasta doler y no importarme que sea en la vía pública. Quiero desvestirme, desvestirte, desvestirme, volver a vestir, desvestirme, desvestirte y al final incendiar la ropa y no poder estar más vestidas juntas nunca más vestidas. Quiero me acompañes por las mil rutas del destino hasta la próxima primavera. Quiero que llueva hasta la inundación del mundo todo y cuando al fin sientas el filo del fin de nuestras vidas, darte en un segundo la sorpresa de tener un bote escondido, donde entran tu gata, mi perra, vos y yo y no volver nunca a nuestras casas. Quiero volver la película atrás hasta el primer instante en que te vi cruzar la puerta, congelar justo el cuadro y ser una pintora prodigiosa, pintarte un bigote, un bulto en la entrepierna y dejar que la cinta corra otra vez. Quiero que no seas avara con tus sentimientos, con cualquier sentimiento que tengas por mí. Quiero amanecer loca de contenta por cualquier motivo pero al mediodía enterarme que te fuiste de viaje para nunca jamás volver y seguir por siempre contenta. Quiero llenarte la heladera de todo lo que quizás me gusta y no comer nada porque todo lo que me gusta está en vos y tener hambre. Quiero tener el poder de entrar en tus sueños y documentar noche a noche tu sucio inconsciente y a mas tardar confeccionar un memo y enviarlo por correo a tu psicoanalista. Quiero hacer lo que esperás de cualquiera pero no, no soy cualquiera, voy a hacer lo que no esperás, te va a gustar hasta el hartazgo y ya está, no lo hago más. Quiero por una semana que seas mi único contacto en FB. Quiero proporcionarte objetos inútiles para que puedas sentir por mí aborrecimiento y fastidio. Quiero encontrarte en un carnaval y yo tener careta, que no me reconozcas y piropearte bien lindo hasta el final del corso. Quiero que abras bien los ojos porque todavía no sé el verdadero color que los tiñen. Quiero romper a patada limpia tus barreras y prender con las astillas una gran hoguera donde pueda quemar cualquier atisbo de arrepentimiento. Quiero nombrarte preciosa porque sos preciosa como lo inesperado. Quiero denunciarte a la policía, al ministerio de derechos humanos y a las grandes instituciones religiosas por posesión de culpa como moneda corriente en tu discurso políticamente correcto y en tu corazón. Quiero verte y no poder tocarte, como oro en paño de un gitano, porque cuando te veo, siento todo lo contrario. Quiero que me invites a ver Nynphomaniac volumen I y II y salir del cine como si hubiéramos ido a ver Pocahontas .Quiero ser dócil y dejar que marques en mi espalda con la punta de tu lengua más de 120 caracteres sin serifa. Quiero ofrecerme a vos como una ficción de una temporada y que te quedes esperando meses la 2 porque te encantó y que un buen día en la mesa de un bar leas en el suplemento de espectáculos de un diario matinal que el  autor y director de la serie murieron de muerte súbita. Quiero mostrarte  los cerezos en flor.  Quiero reventarme la cara contra la pared y después salir airosa, sin marcas y decirte hola.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Duelo

Duelo

Todo paró.
Una gran instantánea
carente de brillo color.
Las dos
 espalda con espalda
dando un paso, 
que a vos, hacia el norte
que a mi, hacía el sur 
que en un vals sin vuelta
implacable nos bandeó,
sin sonrisa en nuestros labios
sin el pelo revuelto por amor
sin rubor
sin susurros de ardor,
                                                         -  cuando apenas respiramos las palabras,
                                                          ¿ para qué dar sonido?
                                                            si los corazones condensados
                                                            son el candor de todas ellas -
sin pedir .

Espero nos separen sólo diez pasos
y en la media vuelta
-señalada por dolor-
nos enfrentemos
para matarnos toda expectativa.


miércoles, 5 de marzo de 2014

En pie de guerra

En primer plano planifico
acá en mi corazón
una invasión
un atraco.
Mientras no te tengo
me armo.
Arsenal cada palmo.
Para eso me armo,
porque te voy a dar sin tregua
un magreo empeñado.
Sí,
será mi guerra,
contra toda vos,
bien merecida
por querer y no poder
porque el sexo no se piensa,
se ataca.
Me armo,
para quitarte de una vez
la bandera blanca de la paz
arrobada entre granadas de caricias,
sucia de todo lo que destiles
repleta de  guirnaldas
bajo lluvia de cucardas
marcando el triunfo
cuerpo a tierra
en la gloria.


lunes, 17 de febrero de 2014

Himno cc

Soy una rota cadena sin ruido 
una cadena suelta sin eslabones
una encadenada empedernida 
a la cadencia candente de la fantasía.

domingo, 16 de febrero de 2014

Misiva a Cupido. 14 de febrero de 2014, Paso del Rey



¡Cupido infame, irresponsable, que andás volando con los ojos vendados y armado hasta los dientes, con tus flechas de punta de oro y plomo ! ¿Qué te pensás, insensato? ¡Inberbe, carilindo! Te pedí que me llenes de plomo ¡de plomo te dije,no de oro!,¡ esas metetelas en tu culito gordo y que caduquen para la proxima, infeliz!¡ Hacete grande, pasás volando representando al amor!,¡ ciego, quién te manda! Cada vez que tirás, noto que te equivocás, venís errando desde hace años,¡ pibe, cortala! Tus flechas me revuelcan mal herida en un lodo denso ¡¿y pretendés que emerja brotada de rosas para san valentín, para ese beato casamentero, pedazo de invento anglosajón?!

¡Cupido correte, correte, te lo pido, porque te escupo y te borro, con un gargajo cargado de amargor! 

miércoles, 15 de enero de 2014

aguas fuertes

Mi  corazón es un cliché
Un chacinado relleno de de sanguíneo amor
Mis mapas nerviosos centelléan descargas lumínicas
puro rococó
Y los pies, las plantas de los pies no rozan mas asfalto

Delatada de nuevo en clandestinidad.

viernes, 8 de noviembre de 2013

La fruta después de la cena



Le saco la piel a la mandarina
Chorrean los gajos, chorrean.
En un lapso brevísimo me los comí.

No haría lo mismo de ti.

Vapor entre los cuerpos sin roce
El temblor de los pechos, dan oleaje rubí a las mejillas
Las palabras no suenan, alarman la sangre
Y el respiro no es mas humano.

No te toco.

Digo no al fin.

viernes, 26 de julio de 2013

Santa rosa dormida

la lluvia nos dio un lapso que duró el tiempo de la palabra que pronunció cuando la oyó caer
oí pero miré cómo se hundió en mi boca llevando mas agua saciando no sé qué en mí
rosa santa cruzada en los labios
santa rosa breve burlona sin viento rayos ni centellas del cielo
centellas en el cuerpo partido al medio de embestidas de caderas
sus manos como cadenas enlazándome al sueño a su lado por primera vez.

Recetas fáciles de preparar

- Y de postre?
- Profundas masas de chocolate negro
Argollas de churros empalmados
Queso danés al centro
Los nutellas estrellados en la boca
Higos partidos ahogados en almíbar
Polvo
Rodillo suizo, sí
Celestial torta tres pisos
Rellena de manteca de menta y bombas moka
Milhojas sin escribir
Limón no hay
Cheers!
 — estoy leyendo Recetas fáciles de preparar.

domingo, 12 de mayo de 2013

No pienso en sexo


Mejor gin tonic o sangría pomelo
Uno, dos cortos vasos
Francos quesos brie
Castaño rojo vino
Pan francés sol de Andalucía
Fideos tostados con mejillones
Asados de limón hierba ajo 
Vino vino vino recién pisado
Truchas
Descanso sorbetes tras sorbetes coloridos
Saque de ristretto profiteroles
Higos partidos y el tintineo
Del choque de dos copas de coñac.

jueves, 2 de mayo de 2013

Luxurie

Mojito Mojo Triple chocolate Mordeduras Kerala carnero Fresa Plátano Acristalamiento Perfectos huevos pasados por agua Brie al horno La felicidad Cruasanes Coco camarones Batida feta Bitter achicoria Una bomba Tallarines picantes del dragón Refrescar con champagne Cerezas final.

viernes, 8 de julio de 2011

Punto parrilla

Siempre somos más de cuatro pero menos de ocho.
En el momento del encuentro existen las mismas constantes: carne, botellas y botellas, dos o tres drogas diferentes y muchas ganas de disfrutar de la vita contemplativa.
Tenemos la concha bien puesta para poder pasarnos días paladeando de lo mejor. Sibaritas conchudas nos llamamos.
La prolijidad va de nuestra mano: ordenamos el sitio, preparamos los tragos, elegimos la música, utilizamos drogas blandas para el vermouth y las duras para el postre. El queso nunca falta y siempre pensamos en la próxima locación para desarrollar nuestros placeres gourmets.
Deberíamos meditar seriamente en sacar provecho económico de todo esto. Siempre lo digo, hermanas.
Hablamos de lo bien que la pasamos en el encuentro anterior. Contamos anécdotas de nuestras vidas juntas haciendo lo que estamos haciendo en ese momento, nos gustamos todas. A mi me arrebatan las ganas de besarlas en la boca, ganas de darles mi mejor beso, el beso mas cargado de leche, pienso mientras hago el asado, porque ese es mi labor principal en los encuentros: asar la carne.
Punto Parrilla, un panóptico perfecto de todas ellas sentadas o paradas pero siempre riéndose.
Aquí nadie me molesta preguntando “cómo va el asado”. Ellas saben que el asado va muy bien y se quedan alejadas pero no ajenas de Punto Parrilla. Cuando el asado sea servido a la mesa, van a sentir que no quieren otra cosa mas que eso: la carne que aso yo. Literalmente, quieren comer de la carne que aso, no lo digo en ningún sentido indirecto: yo aso la carne rozando la perfección y ellas tienen la virtud de saberlo, nada mas, ni nada menos.
En la mesa, antes o después de comer hay tareas que no se asignan a nadie en particular o a todas: manicura y/o maquillaje, fotografía, tal vez alguna que otra niña pregunte si en la casa hay wifi y la dueña con total naturalidad, diga: sí, entonces notemos un despliegue de laptops blancas prístinas,”porque tengo un novio (invisible) que viaja”, se excusa Lariza, perdiendo por un rato nomás a una integrante de la cofradía, mientras tanto los picachus se alinean con los bagullos verdes y blancos y en otro extremo se arman rompecabezas o se crean obras de arte multicolor en conjunto. Todos los encendedores en las manos de Anita.
“Qué putas exquisitas somos y que los antiguos romanos me la chupen!”, ergo, parafraseando un poco al mismísimo gran deportista degenerado.
La parte vegetariana no se queda atrás. Entre muchas verduras que aso, hay una que es de nuestra preferencia: ajo a las brasas. Una o dos cabezas de ajo enteras envueltas en papel platiné tiro como quien no quiere la cosa al fuego. Casi olvido que eso forma parte importante de las piezas que completan el manjar, pero a la hora de llevar las verduras a la mesa es lo primero en ser desenvainado: le quitan el papel, separan los dientes y entre sus dedos los aprietan provocando que suelten una pasta blancuzca pure dulce y fortísimo que untan sobre las papas o la carne, según preferencia. En nuestra mesa no existe, “Please, give me curry” sino, “pasame el ajo que me quiero untar la papa”.
A mi los momentos que mas me gustan de la parte que me toca en exclusiva es desparramar las brasas para regular la cocción, es también disponer la carne en la parrilla como un tetris 3D en directa relación a la temperatura ya regulada, es beber el primer trago que me convidan mirando catatónica como se tensa la piel de la morcilla. Ahora que lo digo, pinchar el chorizo para que se desgrase… escuchar el sonido de las gotas de grasa caer en las brasas es también un momento gozadísimo por mi. Después de unos segundos de arrobamiento, viendo y escuchando el punto justo del chorizo, poniendo pancitos a dorar, oliendo el buen olor de mis manos, apretando mi boca para contener el exceso de saliva y no babear, afirmo en esta intimidad, con Billie Holliday de fondo, que el asado está profundamente hermanado al sexo.
Se que ellas también lo afirman. Desde Punto Parrilla veo cómo mueven sus cabezas lentamente, reafirmando en realidad mas que afirmando, la íntima comunión del asado con el sexo.

Hagamos una retrospectiva hacia el momento de la concreción pura y real;
Viernes cualquiera, 21.00hs, casa de Mara.
Llego con la bolsa de la carne, (porque la carne la compro yo. Mi lema es: “si yo la aso, yo la compro”). Varios pares de ojos acosando el contenido neto de la bolsa: “Guau, qué bueno lo que trajiste¡¡!!”. A decir verdad, no saben bien qué es y lo que vislumbran a través de la bolsa, es un bulto carnoso bien grande, no pueden discriminar la calidad de la cantidad, hacen una comparación directa como la que harían con culos, pijas y/o tetas suculentas a través de las prendas.
Me aposto en Punto Parrilla para comenzar con el fuego, donde en ocasiones podría quemar a una bruja. Armo la torre compuesta de diario, ramas y madera seca, que convergen en pequeños y grandes troncos de cualquier árbol caído. Prendo el fósforo y ya. Llamas. Lola y Ana, vouyeristas del fuego enlazado con la madera, disparan instantáneas digitales eternizando el movimiento envoltorio de llama abrazando a leña. La llama yergue, la leña, brasa iridiscente y yo canto:
“ Cuando en la hoguera hay fuego,
noto dragones
Cuando en la hoguera hay brasas
noto neones.”
Merma la llama y entonces, los lentes de las cámaras se apaciguan con las plantas, si es de día; con los objetos de la mesa, si es de noche.
Un primer polvo y suspiramos, a la espera de tirar la carne a la parrilla y acabo mi segundo trago de Campari,jugo de naranja y mucho hielo.

Para poner la carne a la parrilla es necesario que ésta este bien caliente y para eso las brasas tienen que tener sus calorías al tope, pero a la vez controlar que no estén muy consumidas, sino es combustible erróneamente optimizado. El punto justo de una brasa visualmente a la luz del día tiene que poseer una pelusilla blanca grisácea muy pegada al cuerpo, si esta pelusilla se observa muy desprendida del carbón es porque no está en su apogeo y claramente no tendrá tanta potencia calórica porque ya está consumida. En cambio de noche el color del cuerpo de una brasa ideal es en casi toda su totalidad rojo-naranja y en los bordes, bien al filo, negrísima delineada con blanco.
Así es como se deben poner las brasas para luego colocar la parrilla arriba de ellas por mas de 5 minutos.
Pero no quiero proseguir con una narración al límite de lo científico, ni quiero develar mis ricos secretos. No estoy de acuerdo con que las técnicas de cómo preparar un asado cuasi perfecto, sean populares. Lo popular no me seduce.

Las chicas siguen preparando tragos, siguen fumando sus porros, siguen hablando de mil maravillas.
De la boca les surgen montones de proyectos, uno de los nuevos es un vivero bar, a la vera de alguna ruta de zona norte u oeste. Tenemos la locación, tenemos las funciones que cada una va a desarrollar, tenemos los contactos, sabemos cómo podría ser estructuralmente, pero definitivamente no tenemos el dinero. Mas allá de este detalle, la energía que provoca regodearnos en estos menesteres, es infinitamente valiosa para nuestro espíritu. La niñez, la fantasía, jugar y nunca pero nunca, acabar. Somos ladys, somos guarras, chongos, fatales, dionisíacas, no se vislumbra en nosotras ninguna línea apolínea.
Lo mas envidiable es que el grupo, que no siempre es un staff estable, se conforma de mujeres de la Generación W y de la X, aún no se sumó ninguna de la Z, pero creo que no faltará mucho para que suceda. Comprendemos.

La carne chirría, se contrae y huele. Eso provoca en ellas una nueva excitación, un revuelo de ojos, labios brillantes y lenguas que secretan saliva para lubricar el bocatto di cardinale, porque en Punto Parrilla representamos lo divino, entonces merecemos.
Tomo la cuchilla, con mi ojo experto, elijo una punta que siempre tiene que ser la del vacío, corto, pincho y a mi boca, donde se provoca lo esperado. Feed back vertiginoso. Monto a la moto mas veloz y paseo por el pasado fantástico de este pesazo que mastico. Cuchillas a granel vuelan como pájaros del mar, los terneros hereford descornados las observan sin atino, rumian el desconsuelo, el terror de sus pesadillas, alas plateadas serán lo último que vean. Centenares de cueros rojizos desparramados en un abrir y cerrar de ojos sobre la alfombra verde de nuestro campo argentino.

Este breve trance asesino y sangriento, me aleja aún mas de las ensaladas que puedo apreciar acomodadas en la mesa de mantel de algodón cuadrillé rojo y blanco.
La comida es mi droga principal, mas específicamente, las proteínas que provienen de la carne. En varias oportunidades que dejé de comerla por tres o cuatro días, experimenté una especie de abstinencia que me toma de sorpresa generalmente en espacios públicos. Comienzo a sentir levemente un temblor interno, un temblor de vísceras, acompañado de micro sudor frío y pitido de oídos. El temblor se exterioriza en manos y boca, la expresión de mi cara se endurece. Mi sangre limpia de carne es venenosa, por eso procuro tener una extensa agenda de teléfonos de delibery de parrilla o hamburguesas en mi celular, ya que podría sufrir desmayos por intoxicación.
Dispongo en la mesada, una gran tabla de madera de haya, elijo haya porque en ocasiones toma un tinte rosado que da muy bien con el color de la carne. En fila, los panes ya semi cortados en toda su longitud reciben maternalmente a los chorizos en su punto justo. El pan francés y los miñones protegiendo a la chorizada, arriba de mi tabla formar el hexagrama “La familia/El clan”.
Comienzo a celebrar la santa misa, la carne y la sangre a comerse, a beberse.

No determino a quién servir primero pero me da por seguir el patrón de mayor a menor edad, sino es el caso de algún agasajo en particular.
Los sentimientos que me transmiten estas damas cuando las sorprendo, son de variado estilo: admiración, agradecimiento, gula. Mas de una vez quedaron extasiadas balbuceando.

En mi tabla de haya paseo los manjares como yendo de la cama al living, chef supremo, grill master, reina de reinas, ellas que me rodean y yo.

continuará...