jueves, 27 de septiembre de 2007

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Le voy a explotar y esta vez el usted es de distancia… cuarenta y siete centímetros, la distancia suficiente para que las palabras eyaculadas no mojen su cara, le tengan respeto. Y manejé, bajé mi cabeza levemente como cuando por debajo del puente y lloré. Sorprendida me di cuenta que mentí. Seguí con la cabeza inclinada un túnel pasé. Mojé las solapas de mi saco balbuceando que sus besos galguearían, sus besos un guante de blue velvet me abofeteó. Mentí, puse en bandeja fría palabras frías dichas trastabillando sobre bandeja de acero inoxidable… las otras, las preciosas, las comí cuando comenzó a hablar y juro que me hubiese tomado toda escocia de un trago, bien dicho está. Hice una llamada por teléfono antes de llegar al destino que no era mi casa. No quería perder. Cuando comenzó a hablar, mientras medíamos los palmos del acrílico incrustado iluminado, nos dimos cuenta que mi mano era apenas mas grande que la suya, palma sobre palma casi temblé y no pegué mi corazón en su mano. Le mentí. Seguí manejando sin reventar los cambios, sin morder, nada mas lloraba sin sonido y a velocidad lenta ¡albricias!...estoy lista…las lágrimas que caen a velocidad lenta son gordas demoran en perder la forma estándar, en tornarse otra cosa, pero un racimo de ellas quedaban en mi solapa pretendiendo ser una joya. Los vasos se repetían dorados, preguntó porqué el mío tenía mas. Existían variables: el bartender sirvió menos en su vaso o tomé mas lento o la temperatura de su mano evaporó algo de alcohol (cosa que dudo)…no se… pero por si acaso pidamos otro, porque todavía tengo que decirle lo del beso. Y empecé a hablarle no se qué de las botellas y las mujeres, una cantidad de mujeres comparada con la cantidad de la primera fila de botellas que teníamos enfrente, una comparación mediocre, botellas y mujeres de cada noche de mi vida…guau!!! una onomatopeya en modo irónico de su boca salió y me sentí estúpida. Fui tan frugal para describir el primer beso, el beso que me dio, el que me clavó me metió me pegó escupió imprimió estampó caló quemó tatuó…y dejé que ignore todos estos verbos provocados en mí por besares y neones…el beso que le falto a Tornatore en su Cinema Paradiso. Hubiera querido desviarme, sí,…una ruta en seguidilla de curvas que hiciera que las gotas arañasen mi cara y definitivamente me acunase, esa ruta no fue tomada. Llegué a Palermo. Mientras tanto usted tomaba sopa, en su pensamiento no me tocaba y sin embargo un mensajito, que es lo único que guardé junto a un encendedorcito luqueado y box de lucki, llegó. No lo entendí. Bajé a la calle con la excusa de un olvido en el auto. Alharaca, se lo que quiere decir, “hacer alharaca de algo…”, es una demostración excesiva de algún sentimiento, lo sacó de contexto…no se de dónde viene y la llamé para gritarle que no, ¡no quiero mas!, mi couch tiró la esponja antes del nockout, caí en la arena igual boca arriba sintiendo a terra toda rodar. Alharaca mesmo…¿y qué?...usted me dijo la verdad, hasta lloró…yo lloré entonces me di cuenta que mentí o callé