miércoles, 18 de marzo de 2009

desafino

Comenzaría por el final para arrojar un manto no de olvido, manto de claridad. Mi deseo intenso despertó con sed sin agua al alcance de las manos. Deje de risa… mejor, mucho mejor expresado sería…deje que el dolor sonría. La ironía en mí es en gran parte mi maldito buen humor, por favor, que no le suene raro. Deje. Cuando el dolor se ríe no reprocha y el mío no quiere contagiar culpas, además.
Le voy a contar, me voy a extender lo menos que pueda. Simple y sin curvas. Yo quiero, usted no quiere. Mi razón respeta…pero vio cómo es el corazón. Pero no vio cómo es mi corazón y entendí que mostrarlo en esta escena sería invisible, (escribí “invencible”, ja! ) a su mirada… y aunque como acto fallido escribí “invencible”, aprovecho y digo : mi corazón y yo no vencen sino le dan batalla. Batalla la puedo nombrar querelle y en el campo armada hasta la corona sufrí sólo el ataque sonoro de la fricción del ala y la pata del grillo, “canto” que no produce la hembra. Entonces, ¿por qué habría de culpar a su ausencia?, ¿le sigue sonando raro que defina los contornos de la risa del dolor?
Admito que entono casi desafinando, pero eso es en otro cantar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué dulce y doloroso. Hoy estoy re pesada vio? Ud. tiene que soportar todos mis ánimos en los comentarios...